El segundo mandato de Trump desata una ola de inversiones récord en EE.UU.

El mapa de inversiones refleja un fenómeno mayor: no solo son empresas estadounidenses las que buscan crecer en el país.

La llegada de Donald Trump a su segundo mandato no solo ha devuelto a la Casa Blanca un discurso de “América primero”, también ha encendido una avalancha de anuncios empresariales que buscan dejar huella en la economía estadounidense. Gigantes tecnológicos, farmacéuticos y manufactureros, desde Apple y NVIDIA hasta Amazon y Roche, han prometido cifras que se cuentan en billones de dólares, en lo que ya se presenta como una reorganización del mapa industrial global.

Apple abrió el marcador con un compromiso de 600 mil millones de dólares para reubicar parte de su cadena de suministro y capacitar trabajadores en suelo estadounidense. No es un caso aislado: NVIDIA y Softbank, junto con OpenAI y Oracle, anunciaron proyectos de infraestructura de inteligencia artificial que superan por sí solos los 500 mil millones cada uno, apuntalando la ambición de convertir a EE.UU. en epicentro tecnológico mundial.

La carrera de los semiconductores también se libra en casa. Micron, TSMC y GlobalFoundries han destinado inversiones multimillonarias para expandir fábricas en Idaho, Nueva York y Virginia, mientras que empresas como IBM y Johnson & Johnson apuestan por manufactura, investigación y desarrollo con montos que oscilan entre los 150 y 55 mil millones. La lista se extiende a farmacéuticas europeas como Roche, Novartis o Sanofi, que ven en EE.UU. no solo un mercado, sino un terreno fértil para investigación clínica y producción avanzada.

El músculo logístico tampoco se queda atrás. Amazon invertirá más de 34 mil millones en centros de datos y operaciones locales, con promesas de generar decenas de miles de empleos. El sector energético acompaña con proyectos de gas natural, reactores nucleares y modernización de redes eléctricas, liderados por Venture Global LNG, Westinghouse y FirstEnergy. Incluso la automotriz coreana Hyundai y las estadounidenses Ford y General Motors han anunciado expansiones multimillonarias para reubicar producción desde el extranjero.

El mapa de inversiones refleja un fenómeno mayor: no solo son empresas estadounidenses las que buscan crecer en el país. Gobiernos extranjeros han comprometido sumas descomunales —1.4 billones de dólares desde Emiratos Árabes Unidos, 1.2 billones de Catar y 1 billón de Japón, entre otros—, consolidando a EE.UU. como polo de atracción global en un momento en que la geopolítica empuja a diversificar cadenas de suministro fuera de China.

Aunque los críticos advierten que los anuncios pueden inflar expectativas y no todos se materializarán en el corto plazo, la magnitud es innegable. La narrativa de Trump, basada en devolver empleos y fábricas al país, encuentra en estas cifras su mejor escaparate. Queda por ver si el “Efecto Trump” se traduce en una transformación sostenida o si será recordado como un boom temporal de promesas empresariales.

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