Dallas: tiroteo contra ICE refleja el choque entre la retórica política y la violencia real

El ataque en Dallas no puede verse como un hecho aislado: se suma a una serie de episodios de violencia vinculados a sectores de la izquierda radical.

Un tiroteo en un centro de detención de ICE en Dallas dejó dos personas muertas y otra gravemente herida, en un hecho que las autoridades ya investigan como un ataque dirigido contra la agencia migratoria. El agresor, armado con un rifle y parapetado en un techo cercano, abrió fuego contra una camioneta en el área de traslado de detenidos antes de quitarse la vida. La munición hallada en el lugar contenía mensajes escritos a mano con la frase “ANTI-ICE”, confirmaron el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

La escena desató pánico entre quienes acudían a citas migratorias. Edwin Cardona, inmigrante venezolano, relató que un agente los condujo a un área segura y les explicó que había un atacante activo afuera. “Nos refugiamos adentro hasta que pasó el peligro”, contó.

El caso se suma a otros ataques recientes contra instalaciones de ICE y CBP en Texas. Para el senador Ted Cruz, el mensaje es claro: la violencia política está escalando y debe detenerse. “A todo político que demoniza a ICE y CBP, que exige que se revelen sus domicilios y que incita a perseguir a sus familias: basta. En una democracia se puede disentir, pero tus opositores no son nazis”, declaró.

El tiroteo ocurre apenas dos semanas después del asesinato del activista conservador Charlie Kirk en Utah, un hecho que también fue calificado de motivación política. Para Cruz, ambos episodios forman parte de una ola de violencia que no distingue entre campañas ni fronteras ideológicas.

La tensión se agrava con la reciente confrontación entre el gobernador de California, Gavin Newsom, y el DHS. Durante la firma de la ley “No Secret Police”, que prohíbe a agentes usar máscaras en operativos, Newsom lanzó un desafío directo: “¿ICE, de qué tienen miedo?”. El DHS respondió que no cumplirá la norma, recordando que los ataques contra sus oficiales se han multiplicado y que muchos agentes temen por la seguridad de sus familias.

Ese temor fue confirmado en una entrevista exclusiva en Fox News. Una agente hispana de ICE, que pidió mantener el anonimato para proteger a los suyos, confesó que vive con “un sentido constante de peligro” y que, pese a ello, se siente orgullosa de servir. “No he conocido a nadie en ICE que esté avergonzado de lo que hace. Somos oficiales de la ley y estamos orgullosos de nuestro trabajo”, aseguró.

El ataque en Dallas no puede verse como un hecho aislado: se suma a una serie de episodios de violencia vinculados a sectores de la izquierda radical que han convertido a ICE y CBP en blancos recurrentes. Desde emboscadas en Texas hasta discursos que llaman a “desenmascarar” a los agentes, la narrativa de odio se traduce en acciones mortales que ponen en riesgo tanto a oficiales como a detenidos.

La contradicción es brutal: mientras algunos líderes políticos llaman a “desenmascarar” a ICE, la realidad en el terreno muestra agentes que esconden su identidad no por abuso de poder, sino para sobrevivir a amenazas que van desde los cárteles hasta extremistas domésticos.

El ataque de Dallas confirma que la polarización ya no solo se mide en encuestas o discursos, sino en balas. Y sus primeras víctimas no fueron agentes, sino los propios detenidos que esperaban su traslado.

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