El Senado avanza para poner fin al cierre de gobierno

Abrir el flujo de fondos permitiría reactivar servicios esenciales y aliviar la presión creciente sobre sectores críticos.

Tras 41 días de parálisis federal, el Senado dio un paso decisivo para reabrir el gobierno estadounidense con un acuerdo que prevé votar por un proyecto de financiación temporal. La medida avanzó el domingo por apenas 60 votos frente a 40, justo el mínimo necesario para sortear el obstruccionismo parlamentario, y ahora espera trasladarse a la Cámara de Representantes, donde el presidente de la Cámara, Mike Johnson, anticipó que podría someterse a votación el miércoles.

El pacto bipartidista, empujado por senadores demócratas y republicanos ante el creciente costo político y económico del cierre, mantendría al gobierno financiado hasta el 30 de enero. También incorpora financiamiento anual completo para tres áreas clave, entre ellas el programa de asistencia alimentaria SNAP hasta el final del año fiscal 2026.Además, la propuesta garantiza pago retroactivo para todos los empleados federales y frena recortes de personal derivados del cierre.

La urgencia es palpable. La prolongada parálisis ha afectado a controladores aéreos, trabajadores federales y millones de hogares que dependen de beneficios alimentarios. Abrir el flujo de fondos permitiría reactivar servicios esenciales y aliviar la presión creciente sobre sectores críticos.

Sin embargo, el acuerdo expuso profundas tensiones dentro del Partido Demócrata. Parte de la bancada ha resistido respaldar cualquier medida que no incluya la extensión de subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Para muchos, ceder ahora significa perder su mejor ficha de negociación.

Pero figuras prominentes del partido lo ven como un paso atrás. Elizabeth Warren lo calificó como un error grave y el líder de la minoría en la Cámara, Hakeem Jeffries, reiteró que la bancada demócrata no respaldará un plan que no garantice la permanencia de los subsidios de salud. Incluso insinuó que los demócratas podrían recurrir a una maniobra parlamentaria, una petición de descarga, para forzar una votación sobre la extensión de los créditos, aunque necesitarían 218 firmas para lograrlo.

Mientras tanto, algunos demócratas moderados admiten que este es el mejor acuerdo posible ante la presión pública y el riesgo de un daño mayor. Argumentan que su tarea inmediata es reabrir el gobierno y que los votantes exigirán resultados más allá del estancamiento político.

El debate final se traslada ahora a la Cámara, donde el pulso entre pragmatismo y estrategia continuará marcando la narrativa de un cierre que ya hizo historia por su duración.

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