La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos recorta vuelos y anticipa retrasos masivos en todo el país

El impacto llega en un momento particularmente sensible: la temporada alta de viajes.

La crisis política en Washington está a punto de sentirse en los aeropuertos. Con el gobierno federal cerrado y sin un acuerdo a la vista, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), comenzará a recortar la capacidad de vuelos en algunos de los aeropuertos más transitados del país. La medida busca evitar que el sistema colapse bajo la presión de miles de controladores aéreos que siguen trabajando sin recibir sueldo.

El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que la situación podría deteriorarse rápidamente. Según él, la falta de personal y el agotamiento de los controladores amenazan con provocar retrasos masivos, cancelaciones y, en el peor de los casos, el cierre de sectores completos del espacio aéreo. Cada día, estos profesionales supervisan el movimiento de más de tres millones de pasajeros y decenas de miles de vuelos; hacerlo durante semanas sin paga no es sostenible.

Aunque el Departamento de Transporte ha intentado acelerar la contratación y la formación de nuevos controladores, el proceso toma tiempo. La FAA sigue operando con miles de vacantes y un personal obligado a cubrir jornadas más largas, incluso mientras algunos buscan segundos empleos para pagar cuentas. Dirigir el tráfico aéreo es uno de los trabajos más estresantes del gobierno federal. Hacerlo sin salario, dicen representantes sindicales, pone en riesgo la concentración y la seguridad en cabinas ya recargadas.

A partir del 7 de noviembre, los aeropuertos de mayor volumen, incluidos los hubs en Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Dallas, Atlanta y Miami, deberán reducir sus operaciones en alrededor de diez por ciento. Aerolíneas como American y United ya han advertido a los pasajeros sobre posibles reconfiguraciones de itinerarios, ofreciendo reembolsos cuando sea necesario.

El impacto llega en un momento particularmente sensible: la temporada alta de viajes. Las aerolíneas temen que el recorte, sumado al cansancio del personal, provoque una cadena de retrasos difícil de contener. Funcionarios federales insisten en que la seguridad no está comprometida, pero admiten que los indicadores internos muestran señales preocupantes de fatiga. El objetivo, recalcan, es actuar ahora antes de que aparezcan problemas mayores.

El cierre federal ha sido un arma de presión por parte de legisladores demócratas que buscan concesiones presupuestarias antes de reactivar el financiamiento. La Casa Blanca dice querer resolver el impasse, pero tanto el Congreso como la administración intercambian acusaciones mientras los viajeros quedan atrapados en medio de la disputa. Para los controladores, perder un mes o más de ingresos puede traducirse en dificultades inmediatas para mantener a sus familias.

Si el cierre continúa, la FAA podría ordenar medidas adicionales. Por ahora, las autoridades recomiendan a los pasajeros verificar el estatus de sus vuelos antes de trasladarse al aeropuerto. Con miles de familias listas para tomar un avión en las próximas semanas, el cielo estadounidense enfrenta el riesgo de volverse impredecible mientras Washington sigue sin llegar a un acuerdo.

Share this post :

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest