Shayne Coplan: el joven que convirtió las apuestas sobre el futuro en una fortuna multimillonaria

La premisa de su empresa es simple: permitir que miles de usuarios apuesten sobre eventos reales.

A los 27 años, Shayne Coplan se mueve por Nueva York como si siempre llegara tarde a algo más interesante. Tal vez sea parte de su encanto, o del vértigo con el que construyó Polymarket, la plataforma que en cuatro años pasó de ser un experimento nacido en un baño a convertirse en un gigante valorado en ocho mil millones de dólares. Es, para muchos, el primer gran multimillonario de la Generación Z hecho a sí mismo.

Coplan creció en el Upper West Side de Nueva York, entre comodidades, pero obsesionado desde joven con entender cómo funcionan los mercados. A los quince años ya invertía en la ICO de Ethereum, adelantándose a una revolución tecnológica que apenas despuntaba. Estudió informática en NYU, aunque pronto decidió que la academia era demasiado lenta para lo que quería construir. Su primera idea fue TokenUnion, un programa de recompensas en criptomonedas. Un ensayo general para lo que vendría después.

El encierro de la pandemia del 2020 lo encontró sin oficina y con demasiadas ideas. Su refugio fue el baño de su departamento, el único lugar donde podía trabajar sin interrupciones. Ahí nació Polymarket, inspirada tanto en los mercados predictivos estudiados por Robin Hanson como en las reflexiones de Friedrich Hayek sobre el conocimiento distribuido. La premisa parecía simple: permitir que miles de usuarios apuesten sobre eventos reales y, al agregarse sus decisiones, generar una lectura más objetiva de la realidad que cualquier medio o analista.

El modelo funcionó, pero también atrajo reguladores. En 2022, la Comisión de Futuros de Estados Unidos multó a la plataforma y bloqueó su acceso al mercado estadounidense. El golpe habría hundido a cualquier startup joven; Coplan, en cambio, la empujó hacia el mundo, amplió sus mercados y facilitó tanto el diseño como los métodos de pago. Para 2023, ya levantaba decenas de millones en nuevas rondas de inversión.

El punto de inflexión llegó en 2024, cuando Polymarket anticipó con precisión la victoria electoral de Donald Trump. Para Coplan, eso fue prueba de que su “máquina global de verdad” funcionaba. Para otros, fue motivo de sospecha. Una semana después de las elecciones, el FBI allanó su departamento acusándolo de seguir operando con usuarios estadounidenses. La empresa respondió denunciando una represalia política de la administración Biden.

Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, el panorama cambió. Las investigaciones se archivaron y Polymarket encontró la puerta de entrada que buscaba: compró una empresa con licencia de la CFTC y recuperó acceso legal al mercado más grande del mundo. Poco después llegó la inversión decisiva del grupo Intercontinental Exchange, dueño de la Bolsa de Nueva York, que impulsó su valoración a niveles estratosféricos.

Coplan dice aspirar a ser el próximo Mark Zuckerberg. Otros lo ven como un símbolo de su generación: brillante, impaciente y convencido de que la verdad puede medirse en probabilidades. La incógnita es si, ahora que llegó a la cima, podrá convertir la velocidad que lo trajo hasta aquí en una visión capaz de perdurar.

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