Qué regresa y qué se pierde tras la reapertura del gobierno de Estados Unidos?

La reapertura del gobierno trae alivio inmediato, pero también cicatrices y nuevas amenazas.

La firma de Donald Trump reabre oficialmente el gobierno federal tras cuarenta y tres días de parálisis. La noticia genera alivio inmediato, pero no borra las secuelas ni disipa la amenaza de otro cierre. La nueva ley es, en el mejor de los casos, un respiro temporal.

Qué vuelve a funcionar
Unos 1.4 millones de empleados federales regresan a sus puestos y, en los próximos días, deberían recibir el pago acumulado que no vieron durante seis semanas. Agencias como la FAA (Administración Federal de Aviación, por sus siglas en inglés), comienzan a reconstruir una fuerza laboral agotada; los controladores aéreos recibirán pagos parciales para evitar más renuncias. El Smithsonian y los parques nacionales reactivan sus operaciones, aunque con un regreso escalonado después de semanas sin mantenimiento, limpieza ni ingreso de tarifas de visitantes.

SNAP, el programa de asistencia alimentaria para más de cuarenta millones de estadounidenses, cuenta ahora con financiamiento garantizado hasta septiembre de 2026. Su reinicio es crucial: la incertidumbre creada por la paralización dejó a miles de familias sin comida y a los estados improvisando soluciones temporales.

El IRS también enciende motores para la próxima temporada fiscal. Sus oficinas volverán a abrir y se reanudarán citas, llamadas y reembolsos. Aun así, la agencia enfrenta un retraso severo que podría afectar el proceso de 2026.

Dónde persisten los retrocesos?
La reapertura no corrige el daño acumulado. La FAA advierte que los retrasos en vuelos podrían continuar durante semanas. Las aerolíneas tendrán que reacomodar aviones y personal después de una reducción impuesta de hasta 6% del tráfico aéreo. Los expertos temen que las repercusiones alcancen incluso la temporada de Acción de Gracias.

En lo político, los retrocesos son aún más claros. El acuerdo final excluyó la extensión de los subsidios ampliados del Obamacare, una de las prioridades demócratas. Millones podrían ver aumentos significativos en sus primas de salud el próximo año. Los republicanos consideran esa exclusión un triunfo ideológico; los demócratas la ven como un golpe que intentarían revertir en votaciones futuras. También quedó fuera cualquier garantía para evitar otro cierre. 

En suma, Estados Unidos vuelve a ponerse en marcha, pero no sale indemne. La reapertura llega con alivio, sí, pero también con la sensación de que el país pasó por un estrés innecesario y que la crisis podría repetirse pronto si la política vuelve a imponerse sobre la gobernabilidad.

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