Una nueva propuesta presupuestaria presentada por la administración del presidente Donald Trump plantea una profunda reestructuración del Departamento de Energía (DOE), con el objetivo de reforzar la autosuficiencia energética de Estados Unidos y reducir el gasto público en programas considerados ineficientes.
El plan busca reenfocar las funciones del DOE en investigación científica de vanguardia, dejando de lado subsidios a tecnologías energéticas renovables que, según el documento, aún no logran competir en el mercado. En lugar de acelerar una transición energética costosa, la propuesta pretende fortalecer la seguridad energética nacional, estimular la innovación disruptiva y proteger a los contribuyentes.
Entre los ajustes presupuestarios propuestos destacan:
- Reducción de $400 millones a la Oficina de Energía Nuclear, con el fin de optimizar programas sin frenar el desarrollo de reactores avanzados.
- Recorte de $270 millones en la Oficina de Energía Fósil, adaptándose al nuevo panorama energético con menor dependencia de combustibles tradicionales.
- Eliminación de más de $2,500 millones en programas de la Oficina de Eficiencia Energética y Energías Renovables, redirigiendo recursos hacia tecnologías con mayor viabilidad comercial.
El presupuesto también contempla fortalecer la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada en Energía (ARPA-E), la cual se concentraría en iniciativas de alto riesgo y alto impacto tecnológico. Asimismo, la Oficina de Ciencia del DOE orientaría sus esfuerzos a áreas estratégicas como la inteligencia artificial, computación cuántica y la seguridad de minerales críticos, en lugar de priorizar investigaciones sobre el cambio climático.
Desde su creación en los años 70 como respuesta a crisis energéticas, el DOE ha evolucionado. Hoy, el crecimiento del sector privado —especialmente en gas natural, petróleo y energías renovables mediante fracking e innovación tecnológica— ha posicionado a EE.UU. como líder energético global. La propuesta no elimina el DOE, pero sí abre la puerta a futuras reducciones, permitiendo que el gobierno se enfoque en la seguridad nacional y la ciencia estratégica, mientras el sector privado lidera la innovación.
