Trump logra histórico acuerdo comercial con Japón y devuelve a EE.UU. al liderazgo mundial

Tras el anuncio, la Unión Europea aceleró sus propias conversaciones con EE. UU., aceptando tarifas similares.

En medio de crecientes tensiones geopolíticas y una guerra arancelaria en expansión, Estados Unidos y Japón han firmado un acuerdo comercial que no solo despeja dudas, sino que redefine la relación económica entre ambos países.

El pacto, anunciado por Donald Trump como “el mayor acuerdo comercial de la historia”, reduce los aranceles estadounidenses a la mayoría de las importaciones japonesas al 15%, lejos del 25% inicialmente propuesto. El acero japonés, sin embargo, seguirá enfrentando una tarifa del 50%. A cambio, Japón abrirá aún más su mercado a productos estadounidenses, desde alimentos hasta aeronaves Boeing. Además, se comprometió a invertir 550 mil millones de dólares en EE. UU., con el 90% de las ganancias quedándose dentro del país.

Uno de los grandes beneficiados es el sector automotriz japonés. Con esta rebaja arancelaria, las principales marcas de autos se ahorrarán más de 10 mil millones en impuestos, lo que explica el repunte inmediato del Nikkei y el alza de más del 10% en las acciones de Toyota.

Pero el acuerdo va más allá de lo económico. Llega en un momento clave para la estrategia de seguridad de EE. UU. en el Indo-Pacífico, donde Japón —hogar de la mayor presencia militar estadounidense fuera del país— es pieza esencial para contrarrestar el avance de China. Desde su reelección, Trump ha reforzado alianzas en la región. En abril, su secretario de Defensa declaró a Japón como “socio indispensable” y elevó el estatus del comando militar en ese país.

Sin embargo, no todo ha sido armonía. El déficit comercial de Estados Unidos con Japón, que en 2024 superó los 63 mil millones de dólares, ha sido motivo de tensión constante. Pero frente a las crecientes provocaciones de China, incluyendo ejercicios militares alrededor de Taiwán y patrullajes armados en aguas disputadas cerca de las islas Senkaku, Washington y Tokio han optado por una postura más coordinada.

Este acuerdo ofrece algo más que estabilidad económica: es un mensaje político. Muestra que, en tiempos de incertidumbre, es posible negociar con claridad y beneficio mutuo. Y su impacto ya se siente. Tras el anuncio, la Unión Europea aceleró sus propias conversaciones con EE. UU., aceptando tarifas similares. 

Mientras tanto, China, el mayor foco de tensión comercial, retomará conversaciones con EE. UU. esta semana en Estocolmo. Pero ahora, con Japón a su lado y nuevos acuerdos en camino, Washington llega a la mesa con cartas más fuertes.

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