La agencia también advirtió sobre otros riesgos vinculados al consumo sistémico de flúor en la infancia: alteraciones en el microbioma intestinal trastornos de tiroides y problemas metabólicos como el aumento de peso.
En una decisión que podría redefinir décadas de recomendaciones en salud dental infantil, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) anunció que eliminará del mercado los suplementos con flúor recetados a niños en forma apta para la ingestión. A diferencia de las pastas dentales o enjuagues bucales, estos productos son tragados, lo que según la agencia supone riesgos innecesarios para el desarrollo infantil.
La medida responde a una creciente preocupación por los efectos del flúor en la salud neurológica de los menores. La FDA citó un metaanálisis de 74 estudios internacionales que reveló que el 86% de las investigaciones identificaron una relación inversa entre la exposición al flúor —ya sea a través de agua potable o niveles urinarios— y el coeficiente intelectual (CI) en niños. En términos simples: cuanto mayor era la exposición al flúor, menor era el CI registrado.
“Debemos pecar de cautelosos cuando se trata de la salud infantil”, dijo el comisionado de la FDA, Marty Makary. “El mejor camino para prevenir caries en niños no pasa por alterar su microbioma, sino por fomentar buenos hábitos de higiene dental y evitar el exceso de azúcar”.
Además del posible efecto sobre el desarrollo cognitivo, la agencia advirtió sobre otros riesgos vinculados al consumo sistémico de flúor en la infancia: alteraciones en el microbioma intestinal —clave en los primeros años de vida—, trastornos de tiroides y problemas metabólicos como el aumento de peso. Estos suplementos, cabe destacar, nunca fueron aprobados formalmente por la FDA, a pesar de su uso extendido en pediatría.
La agencia se fijó el 31 de octubre como fecha límite para concluir una evaluación formal de seguridad, que incluirá una etapa de comentarios públicos. En paralelo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) elaborará nuevas recomendaciones sobre salud bucal infantil que no impliquen interferencias en la flora intestinal.
Robert F. Kennedy Jr., actual secretario del HHS y figura clave en la agenda sanitaria del gobierno, celebró la decisión. “Eliminar el uso de flúor apto para la ingestión en niños era una medida largamente esperada. Es un paso decisivo para garantizar un entorno saludable para nuestros hijos”, afirmó, vinculando esta acción con la promesa presidencial de “hacer a Estados Unidos saludable otra vez”.
La postura oficial también se alinea con un cambio creciente en la política local: Utah se convirtió en marzo en el primer estado en prohibir la fluoración del agua potable, y Florida ya anunció que estudia seguir el mismo camino. En Europa, la mayoría de los países no fluorizan el agua, una tendencia que ahora comienza a resonar también en EE.UU.
La medida representa una victoria para grupos como el Fluoride Action Network, que desde hace años denuncian los riesgos del flúor ingerido y han demandado a agencias federales por permitir su distribución. Su portavoz legal, Michael Connett, celebró la noticia como un reconocimiento tardío de lo que la ciencia ya había demostrado.
Con esta decisión, la FDA no solo marca un giro en su enfoque regulatorio, sino que abre un nuevo capítulo en el debate sobre prevención dental, salud pública y el derecho de las familias a recibir información clara sobre lo que consumen sus hijos.



