Ya opera en almacenes de Alemania y Estados Unidos, colaborando con trabajadores humanos y evitando tareas físicamente exigentes.
En su carrera por redefinir la logística del futuro, Amazon presentó a Vulcan, un robot que no solo ve, sino que ahora también siente. Diseñado para trabajar en centros de distribución, este nuevo sistema robótico representa un salto en la automatización de tareas que hasta ahora requerían intuición humana: buscar, identificar y recoger artículos entre estanterías repletas.
La clave de Vulcan no está en su brazo mecánico ni en su ventosa para sujetar objetos, sino en sus sensores táctiles. Estos le permiten detectar bordes, empujar otros productos y decidir qué artículo extraer. Con ayuda de inteligencia artificial, el robot interpreta la fuerza y la resistencia que encuentra en cada movimiento, adaptándose al entorno como lo haría un empleado con guantes. Según Aaron Parness, director de robótica de Amazon, el secreto está en el software que traduce esas señales físicas en decisiones precisas.
Amazon ya puso en marcha a Vulcan en centros logísticos en Hamburgo, Alemania, y Spokane, Washington. Su función principal es asistir a los empleados, especialmente en tareas físicamente exigentes como alcanzar productos ubicados en estantes muy altos o bajos. Cuando el robot no puede identificar un objeto con certeza, la tarea se reasigna a un trabajador humano.
Este tipo de colaboración hombre-máquina refleja la visión de Amazon: una automatización parcial, no total. “No creemos en una operación completamente automatizada sin luces ni personas”, afirmó Parness. La meta, según explica, es llegar a un 75% de automatización, manteniendo a los humanos en el circuito como complemento esencial.
El avance de Vulcan se inscribe en una tendencia más amplia: el desarrollo de robots con sentidos. Investigadores de todo el mundo llevan años trabajando en dotar a las máquinas de percepción táctil, pero según el experto Ken Goldberg, de la Universidad de California en Berkeley, la sensibilidad humana sigue siendo inalcanzable. “Nuestra piel tiene una complejidad que aún no puede replicarse tecnológicamente”, comentó.
Aun así, Amazon va en serio. Tras adquirir la startup Covariant, especializada en modelos de IA para robots industriales, la empresa planea extender las capacidades sensoriales de Vulcan a otras unidades. Y a medida que crece el interés por devolver parte de la manufactura a Estados Unidos, la necesidad de robots capaces de manipular piezas pequeñas y delicadas podría volverse crítica.
Mientras tanto, Vulcan ya está aprendiendo a moverse entre cajas, estantes y decisiones. No reemplaza a los humanos, pero sí los obliga a convivir con un futuro cada vez más automatizado.



