Boeing en la Mira: La lucha de un hombre por la seguridad aérea

La empresa enfrenta un futuro incierto, con la posibilidad de nuevas sanciones y una pérdida de confianza a nivel global.

Boeing, una de las empresas más influyentes de la industria aeronáutica, atraviesa su peor crisis en décadas. Dos accidentes fatales del 737 Max, investigaciones por fraude, fallas estructurales y aviones inmovilizados en tierra han dejado a la compañía en el ojo del huracán. A pesar de los esfuerzos de Boeing por recuperar la confianza del público, hay una persona que se niega a olvidar: Ed Pierson, un exgerente de la compañía convertido en uno de sus críticos más feroces.

Desde 2018, Pierson ha sido una figura clave en la denuncia de los problemas de seguridad dentro de Boeing. Antes de los accidentes del 737 Max, ya había advertido sobre el caos en la planta de producción de Renton, donde la presión por fabricar más aviones en menos tiempo estaba afectando la calidad y seguridad de las aeronaves. Cuando dos de estos aviones se estrellaron en Indonesia y Etiopía, causando la muerte de 346 personas, su convicción se transformó en una obsesión.

A diferencia del ciclo mediático habitual—donde una tragedia domina los titulares, se investigan las causas, se anuncian reformas y luego el público olvida—Pierson ha mantenido la presión sobre Boeing y los reguladores. Ha testificado ante el Congreso, aparecido en medios de comunicación y confrontado a las autoridades de aviación con documentos internos que, según él, prueban que Boeing nunca fue completamente honesto sobre los fallos del 737 Max.

Pierson no solo ha sido un denunciante, sino que ha construido una red de aliados. Ha trabajado con expertos en seguridad aérea, exingenieros de Boeing y familias de víctimas de los accidentes, todos convencidos de que la crisis de seguridad en la aviación comercial está lejos de resolverse. Fundó la Foundation for Aviation Safety, un grupo independiente que analiza fallos en aeronaves y monitorea problemas en la industria. También ha utilizado su plataforma para recibir filtraciones de otros denunciantes dentro de Boeing.

Su cruzada tomó un giro aún más relevante en 2024, cuando un panel de una puerta del 737 Max 9 de Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo, obligando a un aterrizaje de emergencia y desatando una nueva ola de escrutinio sobre Boeing. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) endureció sus controles y el Congreso intensificó sus investigaciones, medidas que Pierson llevaba años exigiendo.

Pero la lucha de Pierson ha estado lejos de ser fácil. Boeing y muchos en la industria lo ven como un alarmista, alguien obsesionado con encontrar fallos y desacreditar a la empresa. Mientras algunos lo consideran un defensor incansable de la seguridad, otros creen que exagera los riesgos y que su cruzada ha adquirido tintes personales. Sus críticas han sido descartadas por la compañía, que insiste en que el 737 Max es seguro y que ha tomado medidas para corregir los problemas del pasado.

Aun así, Pierson sigue adelante. Con nuevos documentos en mano, recientemente ha intensificado sus esfuerzos para demostrar que los problemas de fabricación del 737 Max siguen sin resolverse. Mientras Boeing enfrenta un futuro incierto, con la posibilidad de nuevas sanciones y una pérdida de confianza a nivel global, Pierson continúa en su misión. Su objetivo no es solo buscar justicia por los errores del pasado, sino evitar que otra tragedia golpee los cielos.

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