El estado comenzó en 2021 a financiar centros de necesidades básicas en universidades públicas, con fondos anuales repartidos entre los sistemas UC, CSU y los colegios comunitarios.
Aunque California ofrece comidas gratuitas desde preescolar hasta secundaria, muchos estudiantes universitarios siguen enfrentando inseguridad alimentaria. Según la Comisión de Ayuda Estudiantil del estado, más de dos tercios de quienes solicitan ayuda financiera pasan hambre. Y aunque programas como CalFresh existen para ayudar, su acceso es complicado: más del 70% de los estudiantes elegibles no lo reciben, según un informe de California Policy Lab.
Ante esta brecha, el estado comenzó en 2021 a financiar centros de necesidades básicas en universidades públicas, con fondos anuales repartidos entre los sistemas UC, CSU y los colegios comunitarios. Pero muchos campus han ido más allá de las despensas de alimentos, creando respuestas más audaces y adaptadas a sus comunidades.
1. Humboldt: despensa con rostro humano
En Cal Poly Humboldt, el programa “Oh SNAP!” no solo entrega alimentos. Estudiantes organizan la despensa, ayudan con solicitudes de CalFresh y reciben a sus compañeros con café o té. Recogen excedentes del comedor universitario y contratan a agricultores locales para enseñar cocina y jardinería. Incluso venden ropa reciclada en bazares solidarios para financiar el programa. Solo en 2023, registraron 30,000 visitas.
2. Compton: un comedor para todos
Inspirado en un piloto en Boston, Compton College ofrece comidas gratuitas todos los días a estudiantes y empleados. Además, reparte vales semanales de $20 (o $50 si el alumno está inscrito en CalFresh) para su mercado agrícola. El presidente del colegio, Keith Curry, asegura que esta iniciativa ha mejorado la permanencia escolar. Las comidas, servidas sin distinciones, han ayudado a eliminar el estigma y a fortalecer el sentido de comunidad.
3. Contra Costa: comida en casilleros refrigerados
Para quienes trabajan tiempo completo, acceder a la despensa durante el día es difícil. Por eso, Contra Costa College instaló 20 casilleros refrigerados para recoger alimentos preordenados entre 7 a.m. y 7 p.m. También ofrece vales de comida tres días por semana. En 2024, el centro asistió a más de 5,000 estudiantes y 14,000 familias.
4. Antelope Valley: puntos por estudiar
Este colegio comunitario recompensa con puntos a quienes se inscriben en más unidades. Los estudiantes los canjean por alimentos, productos de higiene o detergente. El programa Fresh Success permite que los alumnos dediquen más tiempo a estudiar sin preocuparse por conseguir comida, y el colegio es reembolsado parcialmente por el estado.
5. Cerro Coso: apoyo para estudiantes
Muchos estudiantes indocumentados no califican para CalFresh. En respuesta, Cerro Coso creó WileyFresh, que ofrece tarjetas de regalo mensuales para alimentos y talleres formativos. La participación creció tras una campaña de difusión que elevó las visitas semanales de 350 a 500.
A pesar de estos avances, los expertos coinciden en que las soluciones parciales no bastan. Los programas como Swipe Out Hunger, que permiten donar comidas no usadas, apenas alcanzan a unos pocos. Algunos expertos señalan que políticas más amplias—como ingresos garantizados, salarios dignos y programas universales de alimentación estudiantil—podrían ayudar a abordar el problema de manera más integral.



