El clan Kennedy contra Robert F. Kennedy Jr.: la familia pide la renuncia del secretario de Salud

El choque familiar no es nuevo. En 2024, decenas de Kennedys respaldaron a Joe Biden frente a la candidatura independiente de RFK Jr.

Robert F. Kennedy Jr., histórico activista antivacunas y actual secretario de Salud en el gobierno de Donald Trump, enfrenta un vendaval político que esta vez viene de su propia familia. Su hermana Kerry Kennedy y su sobrino Joe Kennedy III le exigieron públicamente que dimita tras sus declaraciones en el Senado, donde puso en duda la seguridad de las vacunas y cuestionó la autoridad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

El llamado llegó horas antes de que el propio Trump marcara distancia, asegurando a la prensa que las vacunas “funcionan, simple y llanamente”. El contraste dejó a Kennedy cada vez más aislado, justo cuando el país atraviesa debates sobre brotes de enfermedades y la capacidad de las instituciones sanitarias.

Kerry Kennedy fue tajante en X: “Las decisiones médicas deben estar en manos de profesionales, no de un liderazgo incompetente y extraviado. La destrucción de instituciones críticas como el NIH y el CDC costará vidas inocentes. Basta ya. El secretario debe renunciar”. Joe Kennedy III, excongresista de Massachusetts, se sumó con un mensaje igual de duro: su tío, dijo, “es una amenaza para la salud y el bienestar de cada estadounidense”.

El choque familiar no es nuevo. En 2024, decenas de Kennedys respaldaron a Joe Biden frente a la candidatura independiente de RFK Jr., y varios de sus hermanos lo acusaron de traicionar los valores de su padre, el legendario senador Robert F. Kennedy.

Más allá de la disputa personal, la controversia tiene consecuencias institucionales. Kennedy ha puesto bajo la mira al Programa de Compensación por Lesiones de Vacunas (VICP), un tribunal especial creado en los años ochenta para garantizar que las farmacéuticas siguieran produciendo vacunas pese al riesgo de demandas. Expertos advierten que sus ataques al programa podrían reabrir la puerta a una crisis de suministro similar a la de aquella época, cuando varias compañías dejaron de fabricar vacunas por temor a litigios.

El secretario ha prometido “reformar” el sistema y ya incorporó a su equipo abogados con historial de demandas contra fabricantes. Sus críticos temen que intente incluir el autismo y otras condiciones en la lista de efectos compensables, pese a que la ciencia ha descartado cualquier vínculo con las vacunas. Eso, dicen especialistas, “abriría las compuertas” a una avalancha de reclamos que colapsaría el programa y ahuyentaría a las farmacéuticas.

La polémica expone la tensión central de la administración Trump: mientras el presidente busca proyectar control y confianza en las vacunas, su secretario de Salud dinamita la credibilidad de los organismos que las sostienen. Para los propios Kennedy, la línea roja ya se cruzó: lo que antes era un asunto familiar ahora es, dicen, un riesgo de salud pública.

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