El nuevo impuesto a remesas: Un 1% que proyecta recaudar miles de millones 

El 1% es lo suficientemente bajo como para que la mayoría prefiera pagar antes que buscar alternativas.

El Congreso estadounidense parece haber encontrado una fórmula inesperada para llenar las arcas del Estado: un impuesto del 1% sobre las remesas que se envían al extranjero. Aunque la cifra parece baja, las proyecciones oficiales indican que la medida generaría cerca de 10 mil millones de dólares, casi diez veces más que lo que se esperaba con un impuesto inicial del 3.5%. ¿La razón? La ingeniería política detrás de la propuesta.

La clave del cambio está en dos decisiones estratégicas. Primero, los republicanos del Senado, impulsores de la medida dentro del llamado megabill de política interna, un paquete legislativo que incluye temas de defensa, inmigración y energía, eliminaron un crédito fiscal que habría protegido a los ciudadanos estadounidenses que envían dinero fuera del país. En versiones anteriores, se contemplaba esta “salvaguarda” para evitar que el nuevo gravamen impactara a quienes cumplen con la ley. Sin embargo, esa idea fue abandonada, dejando a todos los remitentes, ciudadanos o no, bajo el mismo esquema impositivo.

Segundo, los expertos presupuestales concluyeron que un impuesto más alto, como el 3.5% propuesto inicialmente, habría incentivado la evasión: muchos remitentes optarían por canales informales o sistemas no gravados para seguir enviando dinero a sus familiares. En cambio, el 1% es lo suficientemente bajo como para que la mayoría prefiera pagar antes que buscar alternativas, pero lo bastante significativo como para representar un ingreso considerable para el gobierno.

La medida, que responde a una de las prioridades del presidente Donald Trump, apunta principalmente a las remesas enviadas por inmigrantes indocumentados, aunque sus efectos podrían extenderse a un rango mucho más amplio de transacciones internacionales. Si bien el impuesto logró calmar algunas críticas gracias a su tasa reducida, los bancos y otras instituciones financieras han expresado su preocupación por las consecuencias colaterales: el impacto sobre transacciones legítimas y la posibilidad de frenar el flujo de dinero hacia comunidades que dependen de estas remesas.

A medida que el Senado avanza en la aprobación del paquete, el impuesto a las remesas se perfila como una medida que busca equilibrar el aumento de la recaudación con la intención de regular el flujo de dinero hacia el exterior.

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