El gobierno de Justin Trudeau ha prometido reforzar la seguridad fronteriza.
La seguridad fronteriza de Estados Unidos ha sido durante años un foco de atención en el sur, con medidas estrictas para frenar la migración ilegal y el tráfico de drogas desde México. Sin embargo, mientras los esfuerzos se concentran en esa región, una amenaza menos visible pero igualmente preocupante está emergiendo en el norte. Con una frontera de casi 5,000 millas sin muros ni barreras significativas, la crisis migratoria de Canadá podría estar convirtiéndose en un problema estadounidense.
El flujo de drogas: Canadá como nuevo punto de entrada
El fentanilo, una de las drogas más letales en la actual crisis de opioides, ha llegado a EE.UU. principalmente desde México, a menudo fabricado con ingredientes provenientes de China. Sin embargo, informes recientes indicanque organizaciones criminales chinas han establecido redes de producción y tráfico en Canadá, facilitando el contrabando de la droga a territorio estadounidense.
En octubre, las autoridades canadienses incautaron cientos de libras de fentanilo en Vancouver, junto con suficientes químicos para producir 95 millones de dosis letales. A pesar de que la ciudad tiene una de las tasas de sobredosis más altas de América del Norte, la magnitud de estas incautaciones sugiere que gran parte de la droga está destinada a cruzar la frontera. Con puertos canadienses infiltrados por el crimen organizado, el tráfico de fentanilo se ha convertido en una amenaza cada vez más difícil de contener.
Migración descontrolada: un problema binacional
El número de migrantes inadmisibles en los puertos de entrada fronterizos entre EE.UU. y Canadá ha aumentado drásticamente, pasando de 107,297 en 2022 a 175,208 en 2024. Además, en lo que va del año fiscal, se ha interceptado a más de 23,000 personas cruzando ilegalmente por puntos no autorizados, mientras que Canadá ha rechazado a solo 1,000 migrantes intentando entrar desde EE.UU.
El problema no es solo la cantidad, sino la falta de control. Mientras en la frontera sur hay vigilancia constante, en la del norte muchos cruzan sin ser detectados. Redes de tráfico de personas operan entre las principales ciudades canadienses, transportando migrantes hasta la frontera con EE.UU., donde los esperan conductores pagados por contrabandistas para llevarlos a sus destinos finales, a menudo ciudades santuario que ofrecen alojamiento y beneficios sociales.
El gobierno canadiense ha recibido críticas por su política migratoria, que ha permitido que el país crezca en 3.1 millones de habitantes desde 2021. Canadá tiene actualmente 4.9 millones de extranjeros con visas temporales, muchas de las cuales expirarán en 2025. Sin un plan claro para deportarlos, la posibilidad de que miles intenten cruzar a EE.UU. es real.
Riesgos de seguridad: el factor terrorismo
La falta de controles efectivos en la frontera norte también abre la puerta a amenazas terroristas. En septiembre pasado, la policía canadiense arrestó a Muhammad Shahzeb Khan, un ciudadano paquistaní que había obtenido una visa de estudiante en 2023 y luego solicitó asilo alegando ser gay. Sin embargo, el FBI descubrió que planeaba un ataque terrorista contra la comunidad judía en EE.UU.
Otro caso alarmante es el de Ahmed Fouad Mostafa Eldidi, un ciudadano canadiense de origen egipcio que apareció en un video propagandístico del Estado Islámico y fue arrestado recientemente por planear un ataque en Canadá. Su caso ha generado un debate sobre cómo obtuvo la ciudadanía canadiense y qué implicaciones tiene para la seguridad de EE.UU.
¿Qué está haciendo Canadá? ¿Y es suficiente?
El gobierno de Justin Trudeau ha prometido reforzar la seguridad fronteriza, anunciando una inversión de $910 millones en drones, helicópteros, perros de detección y agentes adicionales. También ha endurecido los requisitos de visa para ciudadanos mexicanos e indios, quienes han utilizado Canadá como trampolín para cruzar ilegalmente a EE.UU.
Sin embargo, las medidas siguen siendo insuficientes para controlar un sistema migratorio que se ha salido de control. Con millones de visas expirando en los próximos meses y un historial de deportaciones muy bajo (solo 10,180 personas en 2022-2023), Canadá parece carecer de la capacidad o la voluntad política para frenar el flujo migratorio.
Para EE.UU., la situación es clara: sin una frontera norte segura, la crisis migratoria seguirá desbordándose hacia el sur. La presión sobre Canadá para tomar medidas más firmes solo aumentará en los próximos meses, pero la pregunta sigue siendo si esas acciones llegarán a tiempo para contener el problema.



