Las empresas que apostaron todo a bitcoin ahora enfrentan la realidad

Hoy, cerca del 15% de estas empresas valen menos que su propia tesorería cripto.

Durante los últimos años, un modelo de negocio tomó fuerza en el mundo cripto: empresas públicas que recaudaban dinero para comprar bitcoin u otros tokens, con la esperanza de que solo tener estas criptomonedas en su balance bastara para disparar el precio de sus acciones.

La idea saltó a la fama gracias a Michael Saylor, hoy líder de Strategy, cuya empresa multiplicó su valor más de 2.000% desde 2020 luego de acumular enormes reservas de bitcoin. El ejemplo se contagió. En 2024, la japonesa Metaplanet adoptó la misma fórmula y llegó a subir casi 3.800%.

Con estos casos de éxito, la moda explotó. Solo en 2025, 228 compañías anunciaron esta estrategia, conocida como Digital Asset Treasury (DAT), y en conjunto trasladaron alrededor de 148.000 millones de dólares a criptoactivos. La promesa parecía simple: si bitcoin sube, la acción también. Pero el entusiasmo empieza a desinflarse.

El termómetro del sector: mNAV

La industria usa una métrica clave: mNAV, que compara cuánto vale una empresa en bolsa frente al valor real de las criptomonedas que guarda. Si el mNAV es mayor a 1, los inversionistas están pagando más de lo que valen los tokens en caja, porque creen en la gestión o esperan que la empresa consiga más activos. Eso ya no es lo común.

Hoy, cerca del 15% de estas empresas cotiza con un mNAV menor a 1. Es decir, valen menos que su propia tesorería cripto. Para el mercado, son compañías que no aportan nada más allá de sus monedas digitales. La situación se repite entre firmas centradas en solana, cuyos mNAV han bajado notablemente en pocas semanas.

Analistas comparan el mNAV con el clásico múltiplo precio/ganancias: en vez de medir utilidades, refleja cuántos tokens por acción puede acumular una empresa. Las compañías que tienen ether o solana pueden obtener más monedas mediante “staking”, lo que a veces les ayuda a mantener mejor valoración.

Qué sigue?

Cotizar por debajo del valor de los propios tokens no significa quiebra inmediata, pero sí complica pedir más dinero para seguir comprando cripto. Para algunos inversionistas, puede ser una oportunidad, como comprar billetes de un dólar por 80 centavos… siempre que se aguante la volatilidad.

Los expertos coinciden en que la diferencia estará en la calidad de gestión: transparencia, comunicación clara y una estrategia que vaya más allá de hacer compras masivas.

Aun así, el pronóstico no es muy favorable. Se estima que hasta la mitad de estas compañías podría desaparecer antes de 2030, ya sea por mala administración o porque serán absorbidas.

Solo un grupo reducido, quizás quince, tendría el potencial de crecer y conquistar espacio cripto a largo plazo.

La era del “solo compra bitcoin y tu acción subirá” terminó. El modelo no está muerto, pero ya no perdona a los improvisados. La fiebre se apagó; ahora comienza la depuración.

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