Universidades de California sancionan comentarios a personal docente tras comentarios ofensivos sobre la muerte de Charlie Kirk

No solo las universidades: distritos escolares en Redding, Mariposa y Pleasant Hill reportaron investigaciones internas.

El asesinato del activista conservador Charlie Kirk en Utah ha desatado una ola de reacciones en campus universitarios y distritos escolares de California. Pero esta vez no se trata de vigilias ni debates académicos: son sanciones. Profesores y directivos han sido suspendidos por expresar en redes sociales o en clase opiniones consideradas ofensivas sobre la muerte del líder de Turning Point USA, de 31 años, abatido el pasado miércoles mientras hablaba en la Utah Valley University.

El caso más visible ocurrió en UCLA, donde el director de la oficina de Raza y Equidad fue puesto en licencia administrativa después de que circularan capturas de pantalla de sus publicaciones en BlueSky. Allí habría escrito frases como “siempre me alegra cuando los intolerantes mueren” o “¿por qué no debería estar muerto?”. Tras recibir amenazas, borró sus cuentas y emitió un comunicado en LinkedIn —también eliminado— defendiendo que era “válido alegrarse cuando alguien que pidió la muerte de los tuyos fallece, incluso si fue asesinado”. La universidad respondió con un mensaje tajante: la libertad de expresión es un valor esencial, pero celebrar la violencia es inaceptable.

En Fresno State, una catedrática de Humanidades fue suspendida luego de que un video la mostrara diciendo “lástima que no esté muerto”, antes de confirmarse el fallecimiento de Kirk. En Visalia, un profesor del College of the Sequoias fue grabado deseando violencia contra la familia del activista; también fue separado de sus funciones. Y no solo las universidades: distritos escolares en Redding, Mariposa y Pleasant Hill reportaron investigaciones internas por publicaciones similares de docentes y empleados.

El fenómeno refleja una tendencia nacional: la disciplina hacia educadores por sus expresiones en redes sociales, un terreno cada vez más vigilado. La controversia se intensifica en un contexto político cargado. El gobierno de Donald Trump ha advertido sanciones contra grupos de izquierda, insistiendo en que el presunto asesino, Tyler Robinson, de 22 años, actuó con motivaciones políticas. Según las pesquisas, Robinson habría escrito a su pareja que estaba “harto de su odio”, en referencia a Kirk.

Más allá de la tragedia, el episodio expone un dilema persistente en la vida académica: dónde comienza la responsabilidad institucional cuando se cruza la línea hacia la apología de la violencia.

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