Con el comercial de la EX90, Volvo ha logrado lo que muchas marcas evitan: unir tecnología, emoción y un mensaje claro sobre la dignidad de la vida humana.
Mientras algunas marcas de autos se pierden en conceptos abstractos y referencias culturales crípticas, Volvo ha optado por un enfoque distinto: poner en primer plano la vida humana. Su nuevo anuncio publicitario —una producción cinematográfica de casi cuatro minutos— ha sido celebrado por grupos provida por su mensaje claro, emotivo y profundamente humano.
La pieza promociona el EX90, un SUV totalmente eléctrico que la marca sueca describe como “el Volvo más seguro jamás fabricado”. Pero más allá de las especificaciones técnicas, el anuncio construye una narrativa poderosa en torno a lo que significa proteger una vida desde su inicio.
La historia arranca con una llamada telefónica. Un hombre, visiblemente conmovido, le comunica a su madre que será padre. Mientras comparte su mezcla de miedo, amor y esperanza, las imágenes nos conducen al futuro: vemos a la hija que está por nacer, primero como una niña risueña y decidida, luego como una joven intrépida. La evolución no es solo emocional, sino también simbólica: cada etapa de su vida está protegida por el vehículo en el que viaja.
Justo cuando el espectador se ha conectado con esta nueva vida, la narrativa da un giro dramático. Un instante lo cambia todo, recordándonos la fragilidad de la existencia y la importancia de confiar en un vehículo que responda con precisión en situaciones límite. Es ahí donde el EX90 entra en escena no como un lujo, sino como un escudo tecnológico.
El anuncio, publicado originalmente en septiembre, ha resurgido en redes sociales tras el lanzamiento de un comercial de Jaguar que fue duramente criticado por centrarse en referencias ideológicas sin mostrar ni una sola imagen de un automóvil. En contraste, Volvo ha logrado lo que muchas marcas evitan: unir tecnología, emoción y un mensaje claro sobre la dignidad de la vida humana.
En un mercado saturado de publicidad vacía, Volvo eligió contar una historia. Y en esa historia, cada detalle —desde el anuncio del embarazo hasta el posible accidente— tiene un propósito: recordarnos que la seguridad no es solo un valor de marca, sino un compromiso con las personas que amamos.
